El cáncer de vejiga es uno de los 10 más comunes en el mundo y el quinto más frecuente en España, con cerca de 20.000 diagnósticos al año. Es mucho más frecuente en los hombres que en las mujeres y está muy ligado al hábito de fumar.
Detectarlo en sus etapas iniciales es crucial para mejorar el pronóstico del paciente. Sin embargo, es una tarea especialmente difícil debido a la naturaleza inespecífica de los síntomas iniciales y a la falta de métodos de detección efectivos y no invasivos.
Aunque en las últimas décadas se han producido grandes avances en el diagnóstico y tratamiento de muchos tipos de cáncer, el manejo clínico de los pacientes con cáncer de vejiga ha experimentado pocos cambios en los últimos 40 años.
A pesar de tener buenas tasas de supervivencia, su alto porcentaje de reaparición, los métodos de diagnóstico ―invasivos y costosos― y las características de los tratamientos ―dolorosos y prolongados― convierten esta enfermedad en un grave problema clínico y social. De hecho, el cáncer de vejiga es considerado el tumor que más coste supone por paciente para los sistemas nacionales de salud.
Uno de los problemas principales del cáncer de vejiga es su elevado porcentaje de reaparición. Incluso después del tratamiento puede volver a surgir en un 70 % de los pacientes. Además, muchas veces el nuevo tumor es más agresivo que el anterior. Por ello, los pacientes necesitan someterse a pruebas de seguimiento de 2 a 4 veces al año durante al menos 5 años. Además, el método estándar de seguimiento no resulta infalible y puede pasar por alto tumores pequeños o invisibles a nivel macroscópico.
Desde hace más de 30 años, con la finalidad de evitar las recurrencias y la progresión de la enfermedad, se emplea un tipo de terapia complementaria a la cirugía que activa el sistema inmune para que destruya las células tumorales. Aunque funciona en un alto porcentaje de pacientes, no está exento de efectos adversos. Además, los pacientes que no responden al tratamiento pueden necesitar una cirugía de exéresis de la vejiga de forma completa. Disponer de un indicador que ayude a predecir en qué pacientes no va a funcionar la terapia estándar permitiría abordar otras alternativas de forma precoz.
En el presente debate participarán tres investigadores que están al frente de proyectos que cuentan con el apoyo de la Fundación ”la Caixa” para avanzar en el desarrollo de nuevos sistemas de diagnóstico y seguimiento, y de tratamientos más precisos y efectivos. ¿En qué consisten estos proyectos? ¿Qué avances se han conseguido?
Los métodos de diagnóstico basados en la técnica de biopsia líquida han tomado gran relevancia en los últimos años. La biopsia líquida consiste en el análisis de moléculas o de células de cualquier fluido corporal con un objetivo diagnóstico o predictivo. En el caso del cáncer de vejiga, la orina es un fluido clave, dado que está en contacto con el tumor.
El equipo liderado por Marta Dueñas ha desarrollado una herramienta de diagnóstico que, mediante un simple análisis de orina, permite detectar posibles células cancerígenas. El nuevo sistema, denominado BlaDimiR, ha demostrado una precisión superior al 90 % en las pruebas realizadas hasta la fecha. La prueba es sencilla, rápida, barata y no invasiva. Consiste en la determinación de moléculas de ARN de pequeño tamaño en las muestras de orina de los pacientes. Y hasta el momento, en su desarrollo ha demostrado ser más efectiva que la cistoscopia y otros sistemas ya aprobados porque localiza incluso los tumores de bajo grado que no suelen ser detectados. Además, permite predecir si el paciente va a responder al tratamiento estándar para el cáncer de vejiga, que induce fuerte inflamación y dolor, o como sucede en la mitad de los enfermos, si las terapias actuales no le van a causar beneficio.
El proyecto trabaja ahora en la validación de la herramienta de diagnóstico y del sistema de predicción. Su implantación supondría una importante mejora en la calidad de vida de los pacientes, ya que permitiría saber quién responderá correctamente a esta terapia o quién debe recurrir a terapias alternativas (actualmente, un paciente se somete a un total de entre 10 y 40 intervenciones durante los años de seguimiento), y permitiría reducir de manera significativa los costes que estas intervenciones suponen para los sistemas de salud.
Una alternativa prometedora a los tratamientos actuales es el uso de nanopartículas capaces de administrar agentes terapéuticos directamente al tumor. En el proyecto Bladdebots, liderado por Samuel Sánchez y en el que también participa Antoni Vilaseca, se ha conseguido desarrollar nanorrobots que atacan el cáncer de vejiga. Estos nanorrobots están compuestos por una esfera porosa a cuya superficie se han incorporado distintos componentes que cumplen diferentes funciones: además de una enzima que reacciona con la urea presente en la orina y permite que la máquina se propulse, las nanopartículas también transportan yodo radioactivo, un tratamiento que se utiliza para el abordaje localizado de tumores. La combinación de ambos elementos permite dirigir el tratamiento de una forma más directa y eficiente al tumor.
Según los datos de ensayos llevados a cabo en ratones, con una sola dosis se observa una disminución del 90 % del volumen del tumor. Con este tipo de tratamiento se aumentaría la eficiencia y se reducirían el número de citas hospitalarias, la duración de la hospitalización y los costes asociados. El siguiente paso de la investigación, en el que ya trabaja el equipo, es estudiar si estos tumores vuelven a aparecer tras el tratamiento.
Ponentes:
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Marta Dueñas, investigadora responsable del grupo de Oncología Genitourinaria y Celular y Molecular del Instituto de Investigación Hospital 12 de Octubre (i+12) de Madrid.
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Samuel Sánchez, líder del grupo de Nanobiodispositivos Inteligentes y profesor de investigación ICREA en el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) de Barcelona.
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Antoni Vilaseca, médico adjunto del Servicio de Urología del Hospital Clínic de Barcelona, investigador en el grupo de Genética y Tumores Urológicos del IDIBAPS y profesor asociado en la Universidad de Barcelona (UB).
Moderadora:
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Esther Armora, redactora de sociedad especializada en ciencia y salud de ABC.
Proyectos con apoyo CaixaResearch: