La tuberculosis sigue siendo la enfermedad infecciosa que más muertes causa

Miércoles 26 de marzo de 2025.

La tuberculosis sigue siendo la enfermedad infecciosa que más muertes causa

Miércoles 26 de marzo de 2025.
Debate en línea.

  • La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis. Es una de las enfermedades infecciosas más antiguas de la humanidad y la que más muertes ha causado a lo largo de la historia. Se estima que solo en los últimos doscientos años se ha cobrado la vida de más de 1.000 millones de personas.

    Aunque ha habido avances en su diagnóstico y tratamiento, sigue siendo un problema grave, especialmente en países de ingresos bajos y medios. En 2023, se estima que hubo 10,8 millones de nuevos casos y 1,25 millones de muertes, lo que la convierte en la enfermedad infecciosa que más muertes causa. Afecta más a hombres que a mujeres, con el 65 % de los casos registrados en varones y el 35 % en mujeres. En España se diagnostican al año alrededor de 4.000 casos. En los últimos años, su incidencia ha aumentado, en especial en Europa y España. Este incremento se atribuye en parte a la pandemia de COVID-19, que interrumpió los sistemas de diagnóstico y tratamiento.

    Afecta principalmente a los pulmones, aunque también puede extenderse a otros órganos como los riñones, el cerebro o la columna vertebral. Los síntomas de la tuberculosis activa incluyen tos, dolores torácicos, debilidad, pérdida de peso, fiebre y sudores nocturnos. Se transmite por el aire cuando una persona infectada tose, estornuda o habla, liberando bacterias que pueden ser inhaladas por otras.

    Además de la tuberculosis humana, existe una variante que afecta a los animales, causada por Mycobacterium bovis, una especie de bacilo relacionada. En España afecta a diversas especies de ganado bovino y caprino, así como a otros animales salvajes como ciervos, gamos o jabalíes. La tuberculosis animal puede transmitirse también a humanos, lo que supone un riesgo adicional para la salud pública.

    Se estima que hasta un 25 % de la población mundial ha estado expuesta al bacilo de la tuberculosis, lo que significa que una de cada cuatro personas podría tener la bacteria en sus pulmones. Sin embargo, solo el 10 % de las personas infectadas desarrolla la enfermedad. Los factores de riesgo que aumentan la probabilidad de que la infección latente progrese a la enfermedad activa incluyen la inmunodepresión (por ejemplo, en personas con VIH), la desnutrición, la diabetes, el consumo de tabaco y el de alcohol. Estos factores, junto con condiciones socioeconómicas adversas, explican por qué la tuberculosis sigue siendo una enfermedad asociada a la pobreza.

    Uno de los mayores desafíos en la lucha contra la tuberculosis es la falta de herramientas efectivas para prevenirla, diagnosticarla y tratarla. La vacuna BCG, desarrollada en 1921, es la única disponible, pero su eficacia es limitada: protege contra formas graves de tuberculosis en niños, pero no previene la infección primaria en adultos ni la reactivación de la tuberculosis latente. En países de renta media alta, donde la tuberculosis es poco frecuente, como España, la vacuna BCG ya no se administra de forma rutinaria desde los años ochenta. En la actualidad hay 14 candidatos vacunales en fase de desarrollo clínico, es decir, que se están probando en humanos. Tienen diferentes enfoques y dos estrategias principales: prevenir la infección o prevenir la enfermedad.

    El diagnóstico de la tuberculosis también presenta dificultades. Los métodos actuales, como la prueba de la tuberculina, las radiografías de tórax y los cultivos de esputo, son lentos y no siempre precisos. Además, el tratamiento actual es largo y complejo: consiste en la administración de cuatro fármacos antibióticos durante al menos seis meses. Muchos pacientes abandonan el tratamiento al sentirse mejor después de dos semanas, lo que puede llevar a recaídas y al desarrollo de resistencias a los antibióticos. Aunque por primera vez en cuarenta años disponemos de nuevos fármacos contra la tuberculosis, ya han surgido variantes resistentes a ellos. Estas formas resistentes son una gran amenaza, ya que limitan las opciones terapéuticas y complican el control de la enfermedad.

    En este contexto, la investigación es crucial. De la mano de tres expertos que están trabajando en este campo ―Pere-Joan Cardona, Iñaki Comas y Alberto García-Basteiro―, con este debate intentaremos resolver algunas claves y conocer los últimos avances: ¿Por qué se habla tan poco de la tuberculosis si es la enfermedad infecciosa que más muertes causa a nivel mundial? ¿Por qué afecta más a hombres que a mujeres? ¿Solo la pueden transmitir las personas con síntomas? ¿Hay diferencias clínicas o epidemiológicas entre cepas? ¿Se transmite de animales a personas? ¿De qué manera? ¿Cómo se diagnostica? ¿Por qué en España ya no se administra la vacuna BCG a los niños? ¿Cuáles son los tratamientos disponibles? ¿Cómo se están mejorando? ¿Cómo se puede mejorar el diagnóstico y control de las resistencias? ¿Qué son las vacunas terapéuticas?

    Alberto García-Basteiro y su grupo centran su investigación en estudios observacionales y ensayos clínicos en países de alta incidencia con especial atención en colectivos vulnerables, como personas con VIH y niños. En la actualidad están llevando a cabo diversos ensayos clínicos de nuevas vacunas para la prevención de la enfermedad, así como estudios para evaluar la eficacia de nuevos métodos de detección de la bacteria que, en lugar de muestras respiratorias, emplean orina o heces. Además, están desarrollando un estudio epidemiológico de campo para determinar el papel de la tuberculosis asintomática en la transmisión de la enfermedad.

    Pere-Joan Cardona y su equipo han estudiado el proceso por el cual la infección latente deriva en tuberculosis activa, identificando factores como el estrés y la inflamación como desencadenantes. Este hallazgo sirve como marcador predictivo de la tuberculosis y abre las puertas hacia la investigación de nuevos métodos de diagnóstico y tratamiento. Además, están desarrollando una vacuna terapéutica que se administrará a personas ya infectadas y que permitirá reducir la duración del tratamiento antibiótico actual de seis meses a tan solo tres semanas.

    Iñaki Comas y su equipo usan la genómica para estudiar la evolución de la bacteria a lo largo de miles de años e identificar los determinantes de su virulencia, lo que permitirá desarrollar tratamientos más eficaces. También emplean la genómica para analizar cómo y cuándo se transmite la tuberculosis, lo que permitirá diseñar nuevas estrategias de prevención. Además, están poniendo a prueba un método para predecir la resistencia a antibióticos en la tuberculosis y desarrollando un método de secuenciación genómica que acelera el diagnóstico de la enfermedad a partir de muestras de esputo, lo que podría revolucionar el diagnóstico temprano de resistencias.

    Ponentes:

    • Pere-Joan Cardona, jefe del servicio de Microbiología del Hospital Germans Trias i Pujol y responsable del grupo de investigación de Microbiología Clínica y Experimental del Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP).

    • Iñaki Comas, líder de la Unidad de Genómica de la Tuberculosis en el Instituto de Biomedicina de Valencia, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IBV-CSIC).

    • Alberto García-Basteiro, profesor asociado de investigación en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y coordinador del área de investigación en tuberculosis del Centro de Investigación en Salud de Manhiça (CISM).

     

    Moderadora:

    • Jessica Mouzo, periodista de El País especializada en salud.

     

    Proyectos con apoyo CaixaResearch: